Tipos de flequillo: los 8 estilos que más favorecen según tu rostro

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¿Ha visto alguna vez la transformación que un simple flequillo puede desatar? A veces, la gente se lía con peinados carísimos y rutinas interminables, pero llega alguien —ajo y agua, con solo un flequillo nuevo— y ocurre la magia. Caras que adquieren un aire desconocido. Cambia el ánimo, ¿lo ha notado? Un corte frontal, ese mini acto de rebeldía, convierte cualquier jornada en declaración de intenciones. El flequillo no viene solo: invita juego, arriesga con un aire de “ahora mando yo” y siembra dudas a las caras indecisas frente al espejo. El asunto tiene miga: no da igual cualquiera, no sirve cualquier tijera ni una receta para todas las caras. Hay que conversar con el propio rostro y preguntarle qué historia quiere contar esa semana. Un flequillo bien puesto se siente, no solo se ve.

¿Cuáles son los estilos de flequillo más aplaudidos?

Antes de anotar el preferido, venga, que cada uno tiene manías y ventajas, y no hay juicio aquí. Bienvenido al desfile de cortinas, líneas rectas, aires desenfadados y diagonales juguetonas.

El flequillo recto, la disciplina convertida en moda

¿Orden en la melena? El flequillo recto es la bandera. Quien alguna vez ha querido verse elegante, pulida, un poco misteriosa y, por qué no, con un aire a Taylor Swift, suele probarlo. Ideal para rostros que ya tienen su equilibrio natural —ese ovalo, esa cara alargada que parece pedir solo un retoque frontal—. Milimétrico, grueso, hasta exige cierta destreza para no acabar con el “casco” pero —vaya— cuando queda, saca sonrisas.

Flequillo cortina: ¿un toque vintage o el antídoto contra la rigidez?

Ese flequillo cortina, siempre entreabierto, nunca aburrido. ¿Busca rostro iluminado? Separa a la mitad, deja espacio, y convierte hasta las caras más compactas en una invitación a la dulzura. Alexa Chung, esa experta en lo espontáneo, lo lleva como quien no quiere la cosa: resultado, ni demasiado hecho ni demasiado flojo. Una maravilla para quienes se cansan fácil o quieren temporadas nuevas.

¿Y el desfilado, ligereza o anarquía?

El flequillo desfilado llega cuando todo lo sólido aburre. Protagoniza las mañanas de quien no soporta la rigidez ni la rutina fija. Toques asimétricos, puntas saltarinas, mil posibilidades para acomodarlo según el capricho del día. ¿La leyenda urbana? Que dejar pasar la luz entre los mechones arregla hasta el ánimo —y mira, algunas lo confirman—. Si Jen Atkin lo recomienda, ya está dicho.

Flequillo ladeado: ¿comodín de rescate?

El flequillo que se inclina y suaviza lo que encuentra. Un día tapa más, otro menos. Para quien nunca se decide, la diagonal es estrategia pura. Funciona con caras largas, triangulares, ovaladas y para el club “siempre quise ser como Emma Stone”. Tiene ese no sé qué: no exige, pero suma, y lo mismo salva días malos que subraya facciones bonitas.

¿Y todo esto para qué rostro queda mejor? Aquí va el resumen visual favorito
Tipo de flequillo Características Rostros recomendados Quien lo popularizó
Recto Consistente, llama la atención Ovalado, alargado Taylor Swift
Cortina Partido al medio, deja espacio Cuadrado, redondo Alexa Chung
Desfilado Desigual, ágil Ovalado, corazón Jen Atkin
Ladeado Diagonal, adaptable Alargado, ovalado Emma Stone

Flequillos que hoy son tendencia, ¿pura moda o revolución diaria?

Existen esas versiones para espíritus indomables, para quienes un día aman su frente y otro necesitan esconderse un par de horas. Dramáticos, tímidos, traviesos o artificiales, hay de todo.

El abierto: ¿y si el aire fresco fuera un corte?

El flequillo abierto parece de persona despreocupada… pero vaya trabajo elegir el largo exacto. Da ese toque juvenil, incluso a quien lleva semanas mal dormidas. Lo llevan quienes quieren dar un paso pero siempre con opción a retroceder. Suma redondez a la cara, la suaviza. En el día a día, pide tolerancia al caos y sectas de peines a mano.

Flequillo XXL, ¿el más osado?

No está hecho para tímidos ni los que escapan de miradas. El XXL desciende en cascada y casi exige otro código postal. Dakota Johnson lo lleva con esa mezcla rara de lujo y vacaciones. Hay quien lo ama, hay quien lo deja, porque —ojo— ¡requiere mantenimiento a rabiar!

¿Quién dijo que el rizo no era protagonista?

El flequillo rizado es un golpe de efecto natural. Olvídese del liso inglés. Aquí todo es textura, volumen y presencia. ¿Hay clima húmedo? Pues ahí está el reto, pero la cara lo agradece. Zendaya y Solange Knowles, con ese poder, han dado fe pública de que el rizo nunca se rinde.

El postizo: ¿última llamada al juego sin compromiso?

Ya no se trata de cortar, sino de fingir, probar, divertirse. Hay quienes solo quieren disfrutar el look un fin de semana, impresionar en una boda o vencer al aburrimiento. Extensiones clip, piezas mágicas, el flequillo postizo hace milagros y hasta devuelve el look original en menos de un minuto.

Lo bueno y lo malo de cada apuesta, honestidad ante todo
Estilo Lo mejor Lo menos bueno
Abierto Juvenil, reduce frente visible La forma se pierde con facilidad
XXL Da protagonismo a los ojos Demanda retoques seguidos
Rizado Volumen, personalidad Cambiante según la humedad
Postizo Reversible, multifacético A veces se nota la “trampa”

Antes de lanzarse a lo loco, vale más observar bien el rostro en el espejo y poner pausa a las modas virales. Los iconos inspiran y la peluquería puede resolver más de un dilema matutino. A fin de cuentas, el objetivo es reconocerse y gustarse al otro lado del reflejo.

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¿De verdad el flequillo depende del tipo de rostro?

Aquí se debate, se prueba, se experimenta. No todo lo que funciona al vecino hará justicia propia. ¿No le pasa? Ver una foto, enamorarse del look y luego preguntarse “¿en serio era esto lo que esperaba?”

Con cara ovalada no hay fallo

Las caras ovaladas tienen barra libre. Da igual el estilo: todo cae bien, casi como si la naturaleza hubiese dejado la decisión en libertad. Cortina, desfilado, recto, hasta el XXL parece invitado frecuente.

Rostro redondo, ¿menos es más?

Ligereza y apertura. Nada de tapar en exceso: que fluya el aire, que aparezca la mejilla. Inspiración en personalidades tipo Selena Gomez, donde menos densidad trae más armonía.

¿Y si la cara es cuadrada o se va a las alturas?

Rebajar ángulos, sumar suavidad. Flequillos abiertos, de cortina, desfilados, todo lo que desenfoque y evite la rigidez. El caso de Keira Knightley resulta ilustrativo: cada aparición, una lección de cómo transformar líneas estrictas en rostros dulces.

Corazón y triángulo, ¿cómo encontrar la armonía?

Frente amplia, pómulos que presumen. Una especie de ballet para centrar la atención: abierto, ladeado, incluso postizo. Reese Witherspoon lo lleva casi como patrimonio, y ahí está el resultado.

  • Ovalado: todos valen, pero resalta el cortina, el desfilado, el recto
  • Redondo: cortina, abierto, ladeado son aliados
  • Cuadrado o alargado: abierto, cortina o desfilado suavizan rasgos
  • Corazón/triangular: abierto, ladeado, incluso postizo funciona bien

Un buen análisis frente al espejo vale más que mil recortes guardados. Cuando el veredicto se complica, la agenda del peluquero salva la semana.

Mantener el flequillo, ¿método o supervivencia?

Ahí está el reto: lo que hoy amanecer liso, mañana se despierta rebelde. Casi nadie lo cuenta, pero la relación con el flequillo es historia de altibajos, batallas (y bastantes canciones tristes con el secador en mano).

Rutinas cotidianas: domar la jungla diaria

Limpiar, peinar, secar: los tres grandes del flequillo sobreviviente. ¿Frizz? Producto especial. ¿Se engrasa? Champú seco, mano de santo. Ni hablar de los días lluviosos, la misión se complica, pero hay quien persevera y hasta inventa rituales matutinos.

Cuando recortar es rito, no capricho

Un corte a tiempo vale por dos semanas felices. La visita mensual a la profesional no es capricho, ni el retoque casero pecado mortal, siempre que haya buena luz y pulso firme. Cortar el flequillo en casa ya es casi anécdota familiar que pasa de generación en generación y nunca sale perfecto.

Peinar y reinventar: ¿está permitido aburrirse del flequillo?

Hoy se lleva de lado, mañana se esconde en un recogido, pasado —quién sabe— a lo rockero. La versatilidad convierte el flequillo en cómplice de quien cambia según el plan del día. Office, brunch, tarde de manta: hay flequillo para cada escenario y las celebrities lo saben de sobra.

Preguntas al experto: ¿vale la pena?

Siempre habrá un profesional presto a asegurar que el flequillo rejuvenece, personaliza y hasta reconcilia con el espejo. Quien duda, prueba el postizo o tira de apps para imaginarse el corte. Las anécdotas sobran: rizos mimados, planchas a deshoras, y esa sensación de que (al menos por un tiempo) la cara cambió de historia.

En realidad, cortar flequillo es la decisión más pequeña y audaz que cualquier agenda capilar le permitirá tomar. Lo emocionante es ver cómo cuenta, sin una palabra, la mejor versión del día.

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¿Cuántos tipos de flequillos existen?

El mundo de los flequillos es adictivo, rebelde, a veces incomprendido. No hay solo uno ni dos: hay un abanico de formas que bailan entre la geometría y la locura creativa. El flequillo recto, serio pero nunca aburrido, ese que recuerda a Aitana Ocaña, marcando personalidad. El despeinado, el flequillo para pelo rizado, el largo (pensando en Dakota Johnson y su inconfundible flequillo de cortina). Existen los abiertos, que dan ese aire de no me he peinado y, sin embargo, miradme. Lado a lado, biselados, despuntados, ultracortos. Quizás la gracia del asunto es atreverse. Cada rostro, su flequillo, y cada día, una versión distinta.

¿Qué tipo de flequillo me queda bien?

Ah, la eterna cuestión delante del espejo. No hay flequillo universal, nada de fórmulas mágicas, pero sí algo claro: el flequillo abierto puede favorecer casi siempre, aportando ligereza y volumen. Caras redondas, flequillo de lado, un clásico. Rostros ovalados, prácticamente cualquier opción, desde el cortina hasta el recto, funciona. ¿Frente amplia? Un flequillo más tupido. El secreto está en el equilibrio, la proporción… y la actitud. Atrevido, sutil o dramático, cada flequillo transforma, y a veces lo mejor es preguntarse: ¿qué quiere la cara hoy? Porque el mejor tipo de flequillo es el que hace sentir bien.

¿Cuál es el flequillo que más rejuvenece?

El flequillo cortina, sí, ese flequillo de aire francés y peinado despreocupado, es la fórmula antiedad menos esperada. Largo, abierto y con efecto contouring natural. Aquí no hace falta bisturí ni maquillaje: el flequillo cortina enmarca el rostro, suaviza líneas, sugiere juventud sin esfuerzo. Como por arte de magia se suma volumen y se resta rigidez. ¿Densidad capilar? También gana puntos. Un toquecito retro, otro moderno, mezcla de Dakota Johnson y musa parisina en lunes gris. Basta con moverlo un poco y, de pronto, la cara parece otra, más fresca, más viva, como levantarse de una buena siesta.

¿Cómo saber cómo me vería con flequillo?

El gran dilema: lanzarse o no al flequillo, esa decisión capaz de dividir amistades y provocar drama familiar. ¿Y si todo cambia radicalmente? Hay trucos, claro: sujetar mechones y simular, probar con filtros o apps. Pero más allá del espejo, está la sensación. El flequillo transforma el aura. Un flequillo abierto añade movimiento y resta años. Un despuntado desenfadado, potencia personalidad. Basta un tijeretazo bien pensado para descubrir nuevas facetas del rostro. Si la idea ronda la cabeza, a veces la única forma de saberlo es atreverse. El cambio de look empieza así: con una pequeña locura calculada.

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